No quiero ser Marilyn.
Salmuera en el couché,
embalsamada en el tiempo detenido
de la muerte a destiempo.
–
No quiero ser Marilyn.
Portada adolescente vintage,
cartel de piso de estudiantes,
icono feliz de un tiempo infeliz.
–
Sí quiero pintar canas
y cuentos de vieja.
Coleccionar cumpleaños
y maquillar arrugas.
–
Sí quiero ver volar a mis discípulas,
conseguir a mis nietos y responder
al grito de abuela, yaya, abu
o como demonios quieran bautizarme.
–
Crecer, soñar, compartir.
Alentar, dudar aseverar.
Pintar mis labios
en el carmín de una sonrisa.
–
Ni leyenda ni maldita.
Ni carne de mito
ni gozo de santuario.
No quiero ser Marilyn.
–
Marina Izquierdo, La mitad silenciada, editorial Lastura, Ocaña, 2016.